martes, 13 de agosto de 2013

Dos años

Dos años y un mes. 770 días. 18.480 horas. 1.108.800 minutos. 66.528.000 segundos. Todo eso para estar con las personas a las que más quiero en el mundo.

Los más escépticos pensarán que exagero. Es decir, dirán, no se puede coger cariño a alguien que conoces de Internet. Pero se equivocan. No tienen ni idea. Y es que, aunque sea por Twitter o por Whatsapp nunca podría haber imaginado un grupo de amigos mejor. Y es eso, amigos. Una palabra tan corta y tan llena de sentimientos, ¿verdad? Pues con ellos cobra sentido esa palabra como nunca podría haber imaginado.

Todo empezó hace un año. Ya hacía un tiempo que tenía el blog, pero decidí abrirme a otras redes. Y me abrí Twitter (es paradójico que una decisión que en aquel entonces me pareció tan trivial y banal me haya trastocado tanto). Ahí se podía decir que empezó todo.

A la primera persona a la que conocí fue a Jon. Me parecía un chico bastante simpático y bueno, lo de “¡Soy un solete!” me llamó bastante la atención. Así que le seguí. Y al poco empecé a hablarle. Y bueno, qué puedo decir de esos tiempos. Él me puso el apodo de pepino, me ayudó con mis problemas y poco a poco pasó a convertirse en un gran amigo. Nunca estamos de acuerdo en nada, pero eso es lo que hace divertido que seamos amigos. Ahora, gracias en parte a él, soy quien soy ahora y, aunque él opine lo contrario, es un pilar fundamental en mi vida y nunca me cansaré de agradecerle todo lo que ha hecho por mí, pese a que muchas veces no se dé cuenta. Gracias, calabacín (sé que odias los motes pero este ya no te lo quitas ni con agua caliente, querido)

Después, casi al mismo tiempo, conocí a la ZORRA  persona más alucinante del mundo: Sandra. La verdad, no sé quien empezó a seguir a quien, pero no es lo que importa. A día de hoy, es una gran amiga. De esas a las que quieres estar achuchando y abrazando constantemente. Puedes confiar en ella, lo sabes, aunque no sabes la razón. Te escucha, te aconseja. Te hace reír, aunque quizás no fuera su intención. A amigas como ellas hay que valorarlas y creedme, lo hago y lo haré

Gracias al elementillo ya mencionado conocí a mi pirata, Ali y a Pablín. Mi beatlemaníaca y el bruto más bruto del universo favoritos. Si bien no los conozco desde hace mucho, les he cogido mucho cariño. Cuando vaya a Madrid se llevarán uno de esos achuchones que dejan marca, eso seguro.

Después tengo a Mario. Bueno...Mario. Mario, Perro Guetta, el Director de la Banda del Patio, Lentejador, etc. ¡La de tríos que habremos montado! Pero oye, que lo digo con cariño -como lo de “voy a plantar un Mario y derivados- ¡Y me debes un abrazo de esos que rompen costillas! No se me olvidará.

A Laura la conocí a la par de Sandra. Y es gracioso, porque a los diez minutos apenas de conocerla ya tenía apodo. Chica Cuacosa. Y desde entonces -hace casi un año- sigue con el mismo apodo. Es mi Mérida favorita, más genial que la original y mucho más divertida. Mi patito (Bueno, de Sergio. Pero eso se puede discutir)

También doy gracias por conocer a Nad y a Ruth: Nad, o Lizzie Bennet, con la que el primer día de conocernos empecé a fangirlear porque sus películas favoritas son también las mías. Y Ruth, la adorable Ruth, a la que a pesar de que hace poco que la conozco, ya le he cogido un cariño tremendo.

Me dejo en el tintero a más gente: Aby, Pablo, Sammy, Sergio y Clary (alias Ruby Sparks). A ellos no les conozco mucho. Pero no importa. Son de las orgías, nuestro gran grupo, y tenemos mucho camino por delante para hacerlo.

Y ahora me toca a mí. No, no me voy a describir. Pero os diré una cosa sobre mí: Creo en el destino. Algo o alguien, no sé ni por qué ni cómo, puso a estas maravillosas personas en mi camino. Si están es por algo, así que sé que esto es solo un principio. Aún queda mucho por recorrer, más experiencias y más risas.

Y lo haremos juntos.

Written by Raquel, terminado las 22:02 del 13/08/13

1 comentario: